El entusiasmo, pensé que todo se trataba de eso, de dedicarse a una tarea nueva, estudiándola y buscando diferentes medios para posicionarla en cualquier contexto. En principio y reconociéndome totalmente ignorante del funcionamiento de este mundo virtual, tuve la peregrina idea que con sólo empelotarme y sacarme fotos y videos, paulatinamente y más temprano que tarde, me iba a llenar de suscriptores calentones que me postearían y me compartirían con sus miles de amigos cada vez más calentones. Y entonces en esa ola gigantesca de entusiasmo yo estaría en la cresta, en una tabla de surf, cagada de la risa, contando plata y tirando los billetes de 100 dólares pal cielo.
Las cosas al parecer nunca se dan tan fáciles como una espera, pero igual pensaba que siempre la perseverancia daría cuenta de los resultados, el misterio era entender cómo esa pila de minas que habían conseguido hacer de sus páginas eróticas un trabajo bien remunerado, lo habían logrado. Me refiero a las mujeres comunes y corrientes descartando a las famosas que tienen plataforma propia.
Y en este contexto virtual la idea era encontrar suscriptores para mi Arsmate en todo tipo de redes, principalmente en las que se encontraban hombres solitarios, calientes, o adictos al contenido para adultos o al porno, que según yo, correspondía al 80% de la población masculina mayor de 18 años.
Para mí como mujer grande y siempre metida en el ámbito laboral tradicional, sólo conocía los sitios típicos como Instagram, facebook y pare de contar; con cueva alguna vez me había metido en el Tinder para socializar y encontrar algún amor, pero al final siempre terminaba aburrida pensando que no servía para nada – Bueno, la verdad para ser justa, un par de veces me encontré con hombres bastante maravillosos y que luego se han convertido en grandes y valiosos amigos ¡los amo cabros! – No obstante, al margen de esas contadas experiencias, tenía la percepción de que Tinder y esas apps de citas eran nefastas.
A pesar de tales antecedentes, sólo me quedaba aventurarme con las escasas herramientas que tenía a la mano, y decidí potenciar mi página en las aplicaciones que conocía un poco mejor, presentándome desde ese preciso momento como Ana Luisa Pastrana.
Entonces me hice un instagram con contenido más soft para difundir mi contenido más hot que tenía en el Arsmate, pero el solo hecho de conseguir seguidores era un parto, el método era seguir a cualquier hombre random, o a los que seguían a chicas con contenido erótico y esperar a que me siguieran y luego seguir a sus amigos y así piramidalmente ir ganando adeptos.
Paralelamente, incorporé Tinder para promocionarme, gastando mi valioso tiempo en largas conversaciones con todo el mundo y obteniendo porcentajes muy bajos de suscriptores.
Al margen de todas las restricciones de privacidad que te ponen las app, sinceramente el método era engorroso, le contestaba a los que me chateaban, incluso a los más calientes y orgullosos de su miembro, mi objetivo era que se suscribieran a mi Arsmate que era pago, pero la mayoría sólo quería una cita o que les mandara contenido gratis, lo más curioso y prueba del doble estándar de nuestra cultura, era que los mismos que me pedían fotos hot, declaraban que por principio no compraban contenido… jajajaja por un principio bastante tacaño creo yo.
Lo interesante surgió cuando descubrí la aplicación de los Sugar, se llama My Sugar Daddy… entonces los márgenes de la moral y las buenas costumbres … Hummm comenzaron a desdibujarse más aún en mi cabeza.